jueves, 6 de mayo de 2010

Santo Tomás de Aquino


Tomás de Aquino, en italiano Tommaso D'Aquino, nacido en Italia, el 28 de enero de 1225. Fue un teólogo y filósofo cristiano perteneciente a la Orden de Predicadores, y es el principal representante de la tradición escolástica, y fundador de la escuela tomista de teología y filosofía. Es conocido también como Doctor Angélico o Doctor Común, y es considerado santo por la Iglesia Católica.

La Suma Teológica, o Summa Theologiae, es un tratado de teología del siglo XIII, escrito por Santo Tomás de Aquino durante los últimos años de su vida —la tercera parte quedó inconclusa, y fue completada por sus discípulos póstumamente . Es la obra más famosa de la teología medieval, y su influencia sobre la filosofía posterior, sobre todo en el catolicismo, es inestimable. Concebida como un manual para la educación teológica, más que como obra apologética destinada a polemizar contra los no católicos, ejemplifica de manera acabada el estilo intelectual de la escolástica en la estructura de sus artículos.

Utiliza 5 vías para explicar la existencia de Dios
-Argumento del primer motor inmóvil
"todo lo que se mueve es movido por otro" Entonces, ¿es una cadena indefinida? En el primer motor que nadie mueve, reconoce la existencia de Dios.

- Argumento de las causas eficientes"
No hay una causa eficiente de sí misma, porque sería anterior a sí mismo; imposible. Si esto fuera posible, no existiría una causa primera y mucho menos una futura. La causa eficiente primera, es Dios.

-Argumento de la contingencia
" [...] Encontramos que las cosas pueden existir o no existir, pues pueden ser producidas o destruidas, y consecuentemente es posible que existan o que no existan. Es imposible que las cosas sometidas a tal posibilidad existan siempre, pues lo que lleva en sí mismo la posibilidad de no existir, en un tiempo no existió. Si, pues, todas las cosas llevan en sí mismas la posibilidad de no existir, hubo un tiempo en que nada existió. Pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada, puesto que lo que no existe no empieza a existir más que por algo que ya existe. Si, pues, nada existía, es imposible que algo empezara a existir; en consecuencia, nada existiría; y esto es absolutamente falso. Luego no todos los seres son sólo posibilidad; sino que es preciso algún ser necesario. Todo ser necesario encuentra su necesidad en otro, o no la tiene. Por otra parte, no es posible que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando este proceder indefinidamente, como quedó probado al tratar las causas eficientes (núm. 2). Por lo tanto, es preciso admitir algo que sea absolutamente necesario, cuya causa de su necesidad no esté en otro, sino que él sea causa de la necesidad de los demás. Todos le dicen Dios."

- Argumento de los grados de perfección
De cada valor existe su mayor potencial, si existe la bondad quiere decir que hay algo muy bueno.
Lo máximo se convierte en causa de lo que pertenece a tal género. Lo mismo pasa con los seres: hay algo que en todos los seres es causa de su existir, de su bondad, llamará Dios a esa causa.

- Argumento teológico
"[...] Pues vemos que hay cosas que no tienen conocimiento, como son los cuerpos naturales, y que obran por un fin. Esto se puede comprobar observando cómo siempre o a menudo obran igual para conseguir lo mejor. De donde se deduce que, para alcanzar su objetivo, no obran al azar, sino intencionadamente. Las cosas que no tienen conocimiento no tienden al fin sin ser dirigidas por alguien con conocimiento e inteligencia, como la flecha por el arquero. Por lo tanto, hay alguien inteligente por el que todas las cosas son dirigidas al fin. Le llamamos Dios."



Santo Tomás creó uno de los sistemas filosóficos más completos en la historia del pensamiento occidental; al modo de una catedral gótica, con su arquitectura elegante y racional, espigada hacia el cielo, cada concepto está en el lugar que le corresponde, encaja perfectamente con los demás, los soporta, y en su interrelación da lugar a un modelo del mundo pocas veces igualado por otra filosofía. Claro seguidor de Aristóteles, Santo Tomás logra de un modo sorprendente hacerlo compatible con la doctrina cristiana, razón que sin duda explica el éxito que pronto tuvo en toda la cultura cristiana medieval y moderna. No es menor mérito de Santo Tomás el equilibrio que parece lograr entre la razón y su ejercicio y la fe y su práctica; los dos ámbitos le interesaron, aunque, sin duda, el motor de su extraordinario esfuerzo filosófico fue la experiencia religiosa que siempre le acompañó. Por su relevancia e influencias en la historia de la filosofía y, más aún, por mostrarnos una posibilidad del pensamiento (acercarse a lo sagrado y absoluto), Santo Tomás es un filósofo imprescindible para todo aquél que se atreva a pensar con radicalidad la vida humana y el mundo.

Es patrono católico de todos los centros de educación del mundo, declarado el 4 de agosto de 1880 por el Papa León XIII.
¿Será por su inteligencia? ¿Será por su manera distinta y sopresiva de explicar algo que creían todos sin explicación?

San Agustín


Agustín de Hipona nació hacia el año 354, hijo de Patricio (un pagano) y Mónica (católica). Es la más importante figura de la Patrística Cristiana, recogiendo gran parte de la tradición filosófica que le precede, ejerce gran influencia en la historia del pensamiento occidental.
Ya desde su juventud le inquietaron las cuestiones acerca de “la existencia del mal”. Influenciado por el maniqueísmo que ofrecía una "iluminación" del alma que identificaba el bien con la luz. A una persona como Agustín, atormentada por la lucha moral, el maniqueísmo le ofrecía una solución al problema del mal:

"Me parecía que no éramos nosotros los que pecábamos sino que era no sé que naturaleza la que pecaba en nosotros" Confesiones de Agustín

El maniqueísmo es una religión persa fundada por Maní (de ahí proviene su nombre), contiene ideas gnósticas y es por lo tanto una religión dualista.
Según el maniqueísmo hay dos seres o principios supremos de igual orden y dignidad: el principio de la luz (el Bien) y el de las tinieblas (el Mal). Cada uno tiene su propio imperio; la región de la luz está situada en el Norte, la de las tinieblas en el Sur.
Para esta religión el hombre fue creado por ambos principios, el espíritu fue creado por Dios pero el cuerpo fue creado por el Diablo.

La comunidad maniquea se dividía en dos grupos:

Los elegidos, hombres en constante meditación, célibes y vegetarianos que tras su muerte ingresaban en el Reino de la Luz.
Los oyentes, hombres que servían a los elegidos podían casarse (evitando tener hijos), realizar ayunos prolongados, que tras su muerte esperaban reencarnarse en elegidos.

Para que el Reino de la Luz triunfara sobre las tinieblas, todos los elegidos y oyentes debían alcanzar el Reino de la Luz. En realidad, no era un triunfo lo que buscaban los maniqueos, sino un retorno al estado original, la separación del Bien y del Mal. Pues el mal es indestructible, la única forma de alcanzar el Reino de la Luz, es huir del de las Tinieblas.

Niega la responsabilidad humana en los males cometidos puesto que estos son provocados por el dominio del mal sobre nuestra naturaleza y no por nuestra libre voluntad.
Poco a poco San Agustín llegó a la idea de que sólo Dios es luz, sin oscuridad, como sustancia de la que depende todo y que, a su vez, no depende de nada. A partir de esta idea, comprendió que el Mal, por tanto, no podía tener sustancia, sino que era más bien la ausencia de Dios.
Por lo tanto el maniqueísmo decepciona a Agustín frente a la simplicidad planteada del bien ante el mal haciendo que no sea posible hacer progreso alguno.

Luego se convirtió al catolicismo y fue bautizado por San Ambrosio. Consagró su vida al sacerdocio y, posteriormente, fue nombrado Obispo de Hipona
Se esforzó por revocar las ideas maniqueas, recordando la responsabilidad del hombre en su participación para el mal y la importancia de la libertad humana para alcanzar la salvación ofrecida por Dios.

El tema central del pensamiento de San Agustín es la relación del alma, perdida por el pecado y salvada por la gracia divina, con Dios, relación en la que el mundo exterior no cumple otra función que la de mediador entre ambas partes.

Se puede decir que mientras para San Agustín el hombre no puede comprenderse sino a partir de la gracia divina para Sto. Tomás existe la posibilidad de llegar a ese conocimiento mediante el uso de la razón humana