miércoles, 14 de abril de 2010

Sálvate: yo no he de envidiarte si te salvas.

"Aunque ahora quisieras ayudarme, ya no lo pediría: tu ayuda no sería de mi agrado; en fin, reflexiona sobre tus convicciones: yo voy a enterrarle, y, en habiendo yo así obrado bien, que venga la muerte: amiga yaceré con él, con un amigo, convicta de un delito piadoso; por mas tiempo debe mi conducta agradar a los de abajo que a los de aquí, pues mi descanso entre ellos ha de durar siempre. En cuanto a ti, si es lo que crees, deshonra lo que los dioses honran"

"Animo, deja eso ya; a ti te toca vivir; en cuanto a mi, mi vida se acabó hace tiempo, por salir en ayuda de los muertos."

"¡Oh tierra tebana, ciudad de mis padres! ¡Oh dioses de mi estirpe! Ya se me llevan, sin demora; miradme, ciudadanos principales de Tebas: a mi, a la única hija de los reyes que queda; mirad qué he de sufrir, y por obra de qué hombres. Y todo, por haber respetado la piedad."


Así es como expresa su lucha la protagonista de este mito, Antígona. Una lucha interna. Una lucha donde el siginificado del "bien", del "deber" cobran más de un sentido.



Antígona es el título de una tragedia de Sófocles, basada en el mito de Antígona y representada por primera vez en 442 a. C.
En Antígona se enfrentan dos nociones del deber: la familiar, caracterizada por el respeto a las normas religiosas y que representa Antígona, y la civil, caracterizada por el cumplimiento de las leyes del Estado y representada por Creonte. Además se establece una oposición entre el modo en que las dos hermanas, Antígona e Ismene, se enfrentan a un mismo problema.


¿Cuál es la vigencia del pensamiento trágico griego después de varios siglos de modernidad? ¿Por qué volver hoy la mirada a la Antígona de Sófocles, después de tantas reescrituras del mito?
El presente libro constituye una vuelta al pensamiento trágico, a su logos poético y mítico, para re-pensar los alcances de la razón moral, y traer a la escena contemporánea los conceptos de falibilidad y vulnerabilidad humanas. Esta tragedia griega, constituye un terreno fértil para la reflexión ética contemporánea. La protagonista de la tragedia de Sófocles es interpretada como la síntesis de la autonomía moral y de la apertura de ser y estar en el lugar de otros, pues responde al mismo tiempo a los requerimientos de su propia conciencia y al reclamo del otro.

Si hablamos de estar en lugar de otros, podemos remontarnos también a la lucha de Peter, Jan y Jule en contra el capitalismo Europeo, quienes no lo sufren directamente
pero si sus principios no van a tolerar que, por ejemplo, niños asiáticos sean explotados haciendo productos que luego giran por el mundo a costosos precios. Estos "edukadores" realizan marchas a modo de concientizar a la población de cómo el mundo capitalista esta aumentando cada día más la brecha de la desigualdad, donde la clase alta tiene como actividad primordial el consumo constante de un producto/servicio tras otro, los cuales son generados por trabajadores a cambio de un bajo salario. Para expresar la actitud revolucionaria, el trío se dedica a urgar ostentosos hogares de familias ricas con el fin de hacerles ver que, más allá de su mundo privado, hay una sociedad disconforme e irritada.
Dejando cabos sueltos, falla la "visita" a una casa cuando el dueño llega inesperadamente y los encuentra. Aquí el film se desvía hacia una trama de secuestro.
Luegos de días de convivencia con el rehen, se dan cuenta que no era precisamente lo que tenían que hacer, dando por fracasado el plan.
Lo más relevante para nosotros en ese momento de la película, es cuando los protagonistas reconocen tal fracaso, pero siguen adelante con su convicción. Esa convicción, esa lucha, esos principios son tan firmes e intensos, que nada va a detenerlos. Es una lucha constante, que quizás no tenga un fin concreto, pero como toda intención de llegar a un fin es una BUSQUEDA, es esta misma la que alimenta pasión por hacer de este mundo, un lugar más justo para TODOS. TODOS.

1 comentario: